Los doce puntos de la agricultura del suelo vivo

Nuestra asociación colabora con la entidad francesa La Vache Heureuse en la difusión del concepto de agricultura bio-lógica del carbono o agricultura del suelo vivo.

Pero, ¿de qué estamos hablando? ¿Podríamos esquematizar la idea en 12 cuestiones clave a tener en cuenta?

Este texto que presentamos es la traducción de un texto elaborado por esta y otras asociaciones francesas que trabajan en la misma línea.

 

1. Nuestros suelos agonizan

El 95% de los suelos agrícolas están potencialmente en peligro por pérdidas contínuas de humus y de biodiversidad, y en proceso de compactación y erosión. En consecuencia, los rendimientos bajan. Para compensar estos fenómenos, los tractores cada vez son más grandes (más pesados), y hay una necesidad más grande de introducir insumos al ciclo de cultivo. Todo junto, se encarece la producción y el margen obtenido es cada vez menor.

La agricultura mayoritaria practicada en los últimos decenios, basada en el trabajo del suelo y la entrada constante de insumos artificiales, no puede corregir estos errores agronómicos en que estamos metidos. Hay que cuestionarse las ideas recibidas y permitir que cada cual pueda disponer de herramientas claras y fiables, que se puedan compartir entre el campesinado, y nos permitan reconstruir este suelo que tiene que volver a ser el hogar de los organismos que constituyen un suelo fértil.

2. La naturaleza, el modelo

Acercarnos al modelo que nos ofrece la naturaleza es la manera más segura de avanzar en el camino de la reconstrucción de los suelos. El suelo es el hogar de miles de habitantes que hay que alimentar para que puedan ayudar en la producción y la buena salud de nuestros cultivos. Las plantas en sí mismas son la principal fuente de nutrientes del suelo. Así, algunos de los principios elementales que forman la columna vertebral del razonamiento agronómico y agroecológico son:

  • El suelo tiene que estar cubierto permanentemente por los vegetales.
  • El rendimiento de los vegetales tiene que ser máximo (máxima producción de biomasa, máxima eficiencia).
  • La planta recicla: transforma los gases de la atmósfera en materia orgánica gracias a fotosíntesis, después esta materia orgánica se degrada y emite gases y elementos minerales que vuelven al sistema. Este ciclo es infinito.
  • La biodiversidad tiene que ser máxima para el buen funcionamiento del sistema suelo-planta.

Resumidamente, se podría decir que cuanto más carbono llegue al suelo, más nitrógeno se producirá y, por lo tanto, mayor producción de masa vegetal.

3. Maximizar la producción de biomasa

La planta es el único fijador de CO2 capaz de carbonizar la atmósfera de forma eficiente y con el mínimo coste para la sociedad. Cuanto más alta es su producción, más alto es su rendimiento con el carbono. Transforma el exceso de CO2 del aire en humus, deficitario en el suelo, y en productos de todo tipo: alimentos, energía, materiales, moléculas (química verde)…

Por lo tanto, el trabajo de la agricultora es maximizar la producción de esta biomasa e intentar obtener el máximo rendimiento de las plantas desde el punto de vista del ciclo del carbono. Los sistemas complejos que integran planes verticales y horizontales (árboles y herbáceos) son los que más optimizan este ciclo del carbono, de forma que se intensifica la cantidad de fotosíntesis durante todo el año.

4. Producir biodiversidad

Para la agricultura, la biodiversidad es el conjunto de organismos vivos presentes en el campo y alrededores, y las interacciones que entre ellos se establecen. Cada organismo es susceptible de dar un servicio al campesinado, como por ejemplo, la polinización de cultivos, el control de plagas o la fertilidad del suelo.

¡La biodiversidad no se protege!, se crea o se destruye en función de las prácticas agrícolas que utilizamos. Y el trabajo del suelo es el principal responsable de la destrucción de los hábitats y de los habitantes que conforman la biodiversidad.

La biodiversidad es la principal herramienta que disponemos para producir. Por ejemplo, los gusanos de tierra que trabajan la tierra desde hace más de 500 millones de años, ¿no podrían ser una alternativa a las herramientas que usamos para trabajar el suelo?

5. Las plantas construyen y producen tierra fértil

La tierra fértil es el concepto básico de una agricultura sostenible. Solo las plantas, aliadas con el resto de biodiversidad, son capaces de construir y de producir tierra fértil. Así, en un ciclo equilibrado de secuestro, consumo y reciclaje de carbono se instala un verdadero ciclo de fertilidad y durabilidad orgánico-biológica para la agricultura y la sociedad.

Podemos decir, pues, que es la misma planta la que construye la tierra fértil sobre la cual prolifera porque es capaz de alimentar el nivel de materia orgánica del suelo, que es la clave de su fertilidad, puesto que condiciona sus perfiles químico, físico y biológico.

6. Armonizar el cuarteto clima – planta – suelo – agricultor/a

El agricultor/a hace un manejo de las plantas y el suelo, y este manejo hace falta que sea adaptado al clima local.

Hay que tener presente que siempre hay plantas adaptadas al clima local. Cuanto más adaptadas estén, mayor será su rendimiento de producción de biomasa. Es nuestro trabajo seleccionar estas especies.

Y como ya hemos visto antes, la fertilidad del suelo también la podemos gestionar desde nuestras prácticas agronómicas.

7. Un modelo en ciclo autónomo permanente

El modelo de la naturaleza es: producir, consumir y reciclar. No se pierde nada, no se crea nada, todo se transforma. De esta forma no nos falta nunca de nada.

Bien mirado, con el 0,04% de CO2 que hay en la atmósfera lo podemos hacer todo. Tenemos el carbono suficiente para que la planta introduzca al sistema, al suelo y, a partir de aquí, ya lo tenemos todo en marcha. El carbono entra en la planta, construye las moléculas de materia orgánica viva que, una vez muerta, se descompondrá liberando este carbono otro golpe a la atmósfera y al suelo en diferentes proporciones. Y mientras esto pasa, el nitrógeno del aire es captado e introducido en el suelo, pero de esto ya hablaremos más adelante.

Ahora tenemos que ver claro que la principal entrada del carbono al sistema es la planta, y que esta nos llevará a la fertilidad del suelo.

8. Detener la perturbación del ecosistema

La paradoja es la agricultura versus la naturaleza. O bien hacemos agricultura en contra de la naturaleza, como es habitual y que nos está llevando al desastre, o bien hacemos agricultura ayudándonos de la naturaleza, con lo cual incrementaremos la fertilidad del suelo, motor de nuestras producciones.

El modelo convencional actual es:

  • Suelo desnudo la mayor parte del año
  • Suelo trabajado y destruido
  • Suelo con poca o ninguna actividad microbiológica
  • Suelos y plantas alteradas por agroquímicos aplicados

Finalmente, el sistema suelo-planta se desequilibra tanto que no puede continuar por sí solo. Hace falta analizar bien los errores conceptuales generalizados y cambiar hacia prácticas agroecologicas. Hace falta preservar el suelo como hogar de la vida que aloja y nutrirla.

9. Optimización de los ciclos biogeoquímicos

Sabemos que en la naturaleza todo está interconectado, y nunca sabemos si es primero el huevo o la gallina. Por ejemplo, sin plantas no hay suelo, sin suelo no hay almacén de carbono, sin almacén de carbono no se retienen los nutrientes, sin nutrientes no hay plantas… y volvemos al “sin plantas no hay suelo”. Y así eternamente.

Los ciclos que intervienen en el crecimiento de las plantas también son interdependientes:

  • El ciclo del carbono: CO2 – materia orgánica – humus – CO2
  • El ciclo del nitrógeno: cuando la microbiota come la materia orgánica (el C) y construye el humus, capta nitrógeno atmosférico y lo retiene al humus, desde dónde es disponible para las plantas.
  • El ciclo del agua: la precipitación, la humedad, la infiltración, la evapotranspiración, la purificación… todo depende de la cubierta vegetal del suelo.
  • El ciclo de los minerales: los exudados de las raíces, la acidificación de la rizosfera, la producción de ácidos húmicos, la formación de las arcillas, la hidrólisis de la roca madre, la extracción de los minerales, todo depende de las plantas, los hongos y las bacterias.
  • El ciclo de la biodiversidad: hay que tener alimento para nutrir la biodiversidad, hay que tener un suelo apto físicamente y químicamente para alojar la biodiversidad: hay que tener plantas.


10. Un sistema en adaptación contínua

Sabemos que el reino vegetal tiene un efecto mitigador del cambio climático. Entre otras cosas, hace lo siguiente:

  • Evita la erosión, facilita que el agua se infiltre y reduce la escorrentía superficial, así el agua se depura, se llenan los freáticos y se asegura el agua para nuestro uso.
  • Fija CO2 atmosférico, secuestra carbono, se crea biomasa y materiales para nuestro uso.
  • Fija CO2 atmosférico, secuestra carbono, reduce los niveles de gases de efecto invernadero de la Tierra.
  • Sirve de refugio de biodiversidad, tanto en sus partes aéreas como en las subterráneas.
  • Contribuye a la retención de nutrientes al suelo y los biodegrada si conviene.
  • Atenúa las temperaturas extremas del suelo, lo cual favorece la vida continua para sus adentros.


11. Los agricultores como motores del suelo vivo y únicos maestros de la agricultura

Hace falta que el campesinado tome parte de la reconquista de la agronomía, la ciencia agrícola porque tiene la experiencia, la pericia y la sabiduría necesarias.

Hay que ayudar a las personas pioneras en la agricultura del suelo vivo a progresar para comprender qué hacen y para desarrollar y difundir este conocimiento dentro y fuera del sector.

12. El triple rendimiento: económico, social y ambiental

Además del rendimiento económico, este enfoque de la agricultura del suelo vivo aporta unos beneficios sociales y ambientales notables.

Con la máxima producción de biomasa se pretende alcanzar las necesidades de toda la sociedad, de forma que se crean más puestos de trabajo para la producción y gestión de los vegetales, transformación de estos, producción energética, producción de biomateriales, etc.

Y a su vez, esta máxima producción de masa vegetal permite luchar contra el calentamiento global y ayuda en la restauración del medio ambiente.

Traducción a cargo de M. Isabel Moncunill y Gemma Comella.