La asociación L’Era inicia los encuentros de la Red campesina para la agricultura del suelo vivo

Los impactos del cambio climático son evidentes para la población en general con el aumento de las temperaturas, con la frecuencia de días de temperaturas extremas, los periodos de sequía y la distribución de lluvias. Pero si un sector lo está viviendo de forma especialmente cruenta es el sector primario. Las condiciones cambiantes de la meteorología obligan el campesinado a poner en cuestión y adaptar las prácticas y el calendario habitual de los trabajos en el campo. Entre sus manos tienen las dos caras de la moneda, porque por un lado es una actividad económica que –como todas- emite gases de efecto invernadero que aceleran el cambio climático, y por la otra es el sector que más posibilitados tiene de contribuir a su mitigación a través de nuevas prácticas agronómicas.

En este escenario complejo de adaptación y mitigación del cambio climático, la gestión del suelo es uno de los puntos fundamentales a revisar. La tierra –con toda su complejidad biológica- y el mundo vegetal son los principales almacenes donde acumular el carbono que ahora se encuentra en exceso en la atmósfera. Con la actividad agraria, y especialmente con la oxigenación y alteración del suelo que producen las labradas, este carbono vuelve a la atmósfera, altera la microbiología y la estructura de la tierra, y acaba disminuyendo la materia orgánica, base de la fertilidad. Desde hace años, una nueva corriente va tomando bastante entre los sectores más innovadores y más sensibilizados en relación con el cambio climático. Son los campesinos y campesinas que están probando maneras de revertir procesos de compactación del suelo, pérdida de fertilidad y erosión que algunas prácticas agrarias han ocasionado, entendiendo que la tierra es la base productiva y un ecosistema vivo, no solo un sustrato que recibe insumos y da alimentos.

Hacer red para fortalecerse, sentir más seguridad y llegar más lejos

Ahora, la asociación L’Era hace una nueva propuesta para poner en contacto estas sensibilidades a partir de lo que ha denominado Red campesina de la agricultura del suelo vivo: encuentros para compartir experiencias relacionadas con la no labrada, la siembra directa en producción ecológica de cultivos extensivos, el fomento de la biodiversidad global, la regeneración de suelos degradados y el aumento de la productividad bajo una perspectiva agroecológica, es decir, sostenible ambientalmente, social y económica. Una manera más para “fortalecer el campesinado”, tal como explica Gemma Comella, socia y técnica de La Era implicada en la organización de la Red. El primer encuentro reunió unas cincuenta personas en Sant Jaume Sesoliveres el 11 de julio. Prácticamente todas eran campesinas de diferentes subsectores: de la viticultura, la ganadería, de extensivos, de fructicultura y otros. La de Sant Jaume fue el inicio de un programa de encuentros que se celebrarán en diferentes lugares de Cataluña con la intención de compartir experiencias, desazones y perspectivas alrededor de la agricultura del suelo vivo, la agricultura del carbono, carbon farming o agricultura regenerativa.

La jornada empezó con la intervención de Tomàs Llop, campesino del pueblo, productor de olivo, almendro y viña. Él habló de su recorrido profesional, de los resultados de la gestión de las cubiertas verdes -sin labrar- y expuso sus observaciones del impacto de la sequía en las fincas que lleva directamente y en las fincas de todas partes donde hace trabajos. Una de sus conclusiones es que el campesinado tiene que “entender, observar y actuar en el momento oportuno” para potenciar la regeneración del suelo y la vitalidad de la tierra: “Esta es la verdadera agricultura de precisión”, aseguró.

Su intervención abrió la tertulia entre las personas participantes, con la moderación de Neus Vinyals, técnica de la asociación L’Era, que espoleó la asistencia diciendo “Tenéis la pericia y la sabiduría de estar sobre la tierra. Nuestro trabajo tiene que ser recoger vuestras experiencias y ayudaros a compartirlas y a recibirlas.”

Entre las ideas que surgieron, quedó claro que no se pueden buscar soluciones magistrales y que no todas las técnicas sirven por igual en todo el mundo. El tipo de tierra de una finca, el tipo de producción, la ubicación, el tipo de gestión hecha históricamente, la maquinaria que se utiliza… son aspectos que pueden modificar los resultados de una misma intervención.

“En cualquier caso, la observación de la persona que está al pie del trozo es importantísima. Creemos que tiene que haber un cambio de modelo y necesitamos experiencias campesinas que empiecen a evaluar las modificaciones y las pruebas que hacen, comparando datos y tipos de gestiones durante años y compartiendo las observaciones para inspirar a otros”

Neus Vinyals, técnica de L’Era.


Serían los primeros pasos para poder centrar estudios más comprometidos en las prácticas que se vean más prometedoras.

“Necesitamos la implicación de la gente, necesitamos un feedback para saber si estamos tirando hacia la dirección correcta en los planteamientos técnicos y para saber cuáles son los retos más importantes de cada uno de los sectores”

Josep Ramon Sainz de la Maza, técnic asesor, socio de L’Era y uno dels impulsores de la Red.

Un boletín digital mensual para compartir información


Para poder dar cuerpo y sentimiento de pertenencia en la nueva Red campesina de la agricultura del suelo vivo, la asociación L’Era ha empezado la publicación mensual de un boletín digital que recibirán todas las personas que estén interesadas. El primer número ya se envió a finales del mes de junio y ha tenido muy buena acogida.

«El objetivo es hacer correr la información alrededor de la agricultura del suelo vivo o agricultura del carbono: resultados de ensayos, experiencias de fincas del país o de áreas próximas, videos, novedades editoriales, etc. En Internet ya hay mucha información, pero es difícil saber la veracidad y discernir aquello que es importante del que no lo es; y al final, las personas el que valoran más es la información de colegas y personas próximas con circunstancias productivas y socioeconómicas más similares”

Gemma Comella


La redacción del boletín tiene la colaboración de la entidad francesa La Vache Heureuse, inspiradora de la Red catalana. Además del boletín, la entidad se plantea abrir otros canales que faciliten el intercambio de información entre las personas interesadas, pero no ha decidido todavía cuál será.

Tanto los encuentros como el boletín son posibles gracias a una ayuda económica del Departamento de Acción Climática, Alimentación y Agenda Rural que acabará el mes de octubre. “Necesitamos financiación para continuar”, explicaba Josep Ramon Sainz de la Maza durante el encuentro de la Red, “y necesitamos ser un grupo importante de gente para poder pedir a la Administración que nos haga caso”.

L’Era tiene ahora el compromiso de mantener y hacer crecer la Red a partir de otros encuentros que ya están previstos en todo el territorio catalán. Las siguientes serán el 6, 7 y 8 de septiembre en forma de jornada técnica del Plan de transferencia tecnológica del Departamento de Acción Climática, es decir que habrá una parte formativa destacada. Se harán en Campllong, Vallbona de les Monges y Constantí. En todas ellas participará el técnico francés Konrad Scheiber, especialista en agricultura del suelo vivo. El resto de encuentros se harán en Pujalt, en el Parque Agrario del Baix Llobregat y en Manresa.

El éxito participativo de la primera jornada ha animado los técnicos de la asociación con relación al futuro de la Red:

“Hemos comprobado que la gente tiene ganas de mejorar la gestión que hace de la tierra desde una perspectiva de respeto y de comprensión del ecosistema del suelo; y también que tiene ganas de compartir el conocimiento que tiene y aprender del resto”

Neus Vinyals.